Se llama montaña a una elevación natural del terreno, producto de fuerzas tectónicas (orogénesis), que por lo general ascienden a más de 700 metros de altura respecto a su base. Estas elevaciones topográficas suelen agruparse en cordilleras o sierras, que pueden ser breves o prolongadas a lo largo de kilómetros de distancia.
Existen muchas formas de clasificación de las montañas. Por ejemplo, según su altura se pueden clasificar en (de menor a mayor): colinas, montañas medianas y montañas altas. Similarmente, pueden clasificarse según su origen en: volcánicas, plegadas (producto de una falla tectónica) o plegado-fracturadas.
Y, por último, pueden clasificarse los grupos de montañas según su modo de agruparse: se habla de cordilleras si se juntan longitudinalmente, y de macizos si lo hacen de manera más compacta o circular.
Los climas de montaña suelen depender de dos factores: la latitud en que se encuentre y la elevación que alcance la montaña. A mayor altitud, hay siempre menor temperatura y menor presión atmosférica, a un ritmo usual de 5 °C por cada kilómetro de altura ganado.
Finalmente, la vegetación de montaña depende mucho del clima y la ubicación de la montaña. Sin embargo, suele presentarse de manera escalonada, por peldaños, a medida que se asciende por la ladera. Así, en los pisos inferiores, cerca del pie, abunda la vegetación que haya en los llanos circundantes, o bosques de montaña, con árboles frondosos y de altura.
Pero a medida que se asciende predominan las especies más resistentes al frío.
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